El término Bizancio corresponde al siglo XVI, y designaba la parte oriental del antiguo Imperio Romano. La historia del Imperio se puede dividir en cinco etapas: la época protobizantina (siglos IV – VII), el repliegue de Bizancio (610 – 842), el apogeo (842 – 1056), el declive (1056 – 1261) y la lenta agonía de Bizancio (1261-1453).
Este imprescindible manual aborda todas y cada una de esas etapas, desde su auge hasta su caída ocho siglos más tarde, e incide en los ámbitos que dieron forma al Imperio, tales como geografía, sociedad, política y religión.
Emilio Cabrera es catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Córdoba, a la que se incorporó en 1974 como Profesor Adjunto y, posteriormente, como Profesor Agregado. Ha impartido clases, también, a través del Programa Erasmus, en Francia (Universidad París VIII , Saint – Denis) y en la República Federal Alemana (Universidad de Passau), entre 1990 y 1993.
La llegada del cristianismo al Estado Rus de Kiev, a finales del siglo X, tuvo un enorme impacto en el desarrollo de la civilización rusa. A pesar del abandono de las deidades primitivas, tanto las prácticas y creencias paganas como las cristianas continuaron coexistiendo durante siglos, cristalizando en un sistema llamado fe dual. Estas flexibles tradiciones y creencias míticas incluían la veneración de la tierra, el agua, el aire y el fuego, la existencia de demonios y espíritus del mundo natural, el culto a los muertos y la brujería.
A partir de una gran variedad de fuentes, que incluyen formas de narrativa anecdóticas, leyendas religiosas, canciones épicas, lamentos fúnebres y cuentos populares, la autora ilustra la evolución de los temas principales y sitúa los mitos rusos en el contexto de la mitología universal.
Contenidos:
Mapa
Introducción
Los Dioses Paganos
Los Elementos: Agua, Fuego, Tierra y Aire
Demonios y Espíritus del Lugar
La Muerte y el Otro Mundo
Brujas, Dragones y Baba-Yaga
Conclusión
Lecturas Adicionales
Índice Analítico
Elizabeth Warner es catedrática emérita de Lengua Rusa por la Universidad de Durham, además de una autoridad mundial en la etnografía y el folclore rusos y autora de varias obras sobre la narrativa y el teatro popular ruso, así como de la historia de su folclore. De manera habitual, realiza trabajos de campo en el norte de Rusia, en colaboración con un equipo de la Universidad de San Petersburgo.
Arte y Sexualidad en los Siglos del Románico: Imágenes y Contextos
Varios Autores
Dentro de la iconografía románica, uno de los aspectos que más llama la atención es el de las representaciones que llevan inherente una fuerte carga sexual, bien sea de tipo obsceno, con figuras en las que prima la exaltación de lo grotesco y transgresor, o con un carácter más contenido, a través de imágenes en la que se ensalza el gesto amoroso. Para dar una explicación coherente a estas escenas es preciso realizar un acercamiento a la mentalidad de la época, tanto desde el punto de vista del pensamiento religioso como de las normas sociales que regían este tipo de prácticas. Hay que tener presente que desde los primeros tiempos del Cristianismo el discurso eclesiástico sobre la sexualidad tuvo como máxima aspiración la renuncia a los placeres de la carne y ese anhelo se mantuvo también en la Edad Media. La reforma gregoriana exigía, con mayor rigor que antes, el celibato de los clérigos y éstos, a su vez, trataron de controlar la vida sexual de los laicos. De este modo, la Iglesia solo vio con buenos ojos las relaciones íntimas encaminadas a la procreación dentro del matrimonio, algo que, obligatoriamente, también caló en la justicia civil a la hora de catalogar o castigar determinadas prácticas relacionadas con el sexo.
Contenido de la obra:
• Prólogo
• BAZÁN DÍAZ, I., El Pecado y el Delito de Adulterio en la Castilla Medieval. Transgresión del Modelo de Sexualidad Conyugal y su Castigo
• VIVANCOS GÓMEZ, M.C., De Diversis Fornicationibus: Los Pecados de la Carne y su Castigo a través de los Libros Penitenciales
• MORAL DE CALATRAVA, P., Celibato, Masturbación y Sexualidad Mística en la Edad Media
• MIGUÉLEZ CAVERO, A., El Lenguaje Gestual en el Arte Románico. Aportaciones para una Historia de las Emociones
• MARTÍNEZ DE LAGOS, M. E., Misoginia y Perversión en los Siglos del Románico: La Mujer como Imagen de la Lujuria
• GÓMEZ GÓMEZ, A., Sobre Partos, Parteras y Mujeres Gestantes: Una Visión a través de la Iconografía Románica
• HERNANDO GARRIDO, J.L., Las Representaciones Obscenas en el Arte Románico: Entre la Vulgaridad y la Apostura
Editorial de la Fundación Santa María la Real Centro de Estudios del Románico, 2018
Si partimos de que el término drakar lo inventó en el año 1843, en plena marea romántica, el francés Auguste Jal, o que los cascos vikingos jamás llevaron cuernos, puede sorprendernos lo poco que sabemos de las características culturales, religiosas y militares de una civilización rodeada de tremendas inexactitudes debido al furor nacionalista germano y escandinavo de los siglos XIX y XX y a las licencias históricas que se toma sin ninguna vergüenza la industria del espectáculo.
Los vikingos tampoco eran un grupo ligado por lazos de ascendencia, patriotismo o especiales sentimientos de hermandad. La mayoría provenían de las áreas que actualmente ocupan Dinamarca, Noruega y Suecia, pero también los había eslavos, fineses, estonios e incluso samis, es decir, lapones. El único perfil común que los hacía diferentes de los pueblos a los que se enfrentaban era que venían de un país desconocido, no estaban «civilizados» tal y como cada una de las distintas sociedades entendía por entonces ese término y, lo más importante, que no eran cristianos.
A pesar de ello, en las islas Británicas dejaron una huella honda y perdurable. En Francia, el rey, descendiente del mismísimo Carlomagno, tuvo que cederles tierras. En Italia, fundaron el reino normando de Sicilia. En España, influyeron con sus incursiones en el Califato de Córdoba y en el Imperio Bizantino organizaron las bases de la actual Rusia. No cabe duda de que algo debe a su influencia el patrimonio cultural de esa casa común que hoy llamamos Civilización Occidental.
“Edad Oscura” es el nombre que tradicionalmente se ha venido dando al periodo comprendido entre el siglo V y el VIII de nuestra era, entre las grandes invasiones germánicas y la eclosión del Imperio Carolingio, un tiempo que supuso la transformación definitiva del mundo antiguo y el alumbramiento del Medievo. Y aunque las nuevas corrientes historiográficas han cuestionado ese adjetivo, no parece baladí cuando comprobamos una característica esencial del periodo: la ubicuidad de la guerra. Los conflictos bélicos, ya fueran de carácter casi mundial porque enfrentaban a los grandes imperios, o de carácter local, fueron continuos y feroces, desde Atila y sus hunos y la caída del Imperio romano de Occidente, al avance incontenible de la marea islámica, solo frenado in extremis por Bizancio y los francos. En «Imperios y Bárbaros: La Guerra en la Edad Oscura», José Soto Chica, profesor de la Universidad de Granada, aúna un exhaustivo conocimiento con la veta de gran narrador ya mostrada en incursiones en la novela histórica, para trenzar un análisis de enorme calado histórico pero que se lee con la agilidad que merece un tiempo de gran dinamismo y unos hechos excitantes.
En este libro asistiremos a la caída de grandes potencias como Roma, al nacimiento y abrupto final del reino visigodo en España, a batallas cruciales en el destino del mundo como Poitiers o al alumbramiento de leyendas como el rey Arturo, episodios cruciales todos ellos para la formación de la identidad europea occidental. Pero también romperemos las costuras de la visión eurocéntrica tradicional para ser testigos del colosal enfrentamiento entre Bizancio y la Persia sasánida por el Medio Oriente, a la efímera existencia de imperios de las estepas frente a la eternidad de la China Tang y al despertar de una fuerza que hará tambalear los cimientos del mundo conocido, la de Mahoma y los ejércitos del Islam. Sin duda, «Imperios y Bárbaros: La Guerra en la Edad Oscura» arroja luz sobre una época poco luminosa y poco iluminada por la investigación.
José Soto Chica fue militar profesional. Es doctor en historia medieval y profesor contratado doctor de la Universidad de Granada e investigador del Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada. Es autor de las monografías Bizancio y los sasánidas. De la lucha por el oriente a las conquistas árabes, Bizancio y la Persia sasánida: dos imperios frente a frente e Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura, así como coautor de la edición, traducción y estudio de La Didascalia de Jacob. José Soto Chica ha publicado más de cuarenta artículos y capítulos de libro en revistas y obras especializadas y también es autor de dos novelas históricas, Tiempo de Leones y Los Caballeros del Estandarte Sagrado.
«Hoy Europa podría ser islámica. Sin embargo, que la religión basada en el Corán no terminara extendiéndose hacia el centro del continente se debe a la aparición del fuego líquido. Gracias a él, la marina bizantina fue la dueña del Mediterráneo durante siglos y evitó caer en manos del califato»
Sara Navas, Icon, El País
«Estos pueblos eran casi marginales. Vivían lejos de las riquezas que atesoraban los grandes imperios. Eran desheredados. Durante mucho tiempo fueron pueblos que vivían del intercambio fronterizo, pero cuando decidieron pasar al otro lado se produjeron conflictos. El fin del Imperio romano se produjo por la sublevación de los marginados. Cuando esas tribus, esas confederaciones, en un momento determinado decidieron que se podía sacar mucho más de la guerra que del comercio»
César Cervera, ABC
«Es una época de crisis, de confrontación, de cambio, de ruptura, de transformación, y por tanto es una fascinante época llena de dinamismo. Pero además, y sobre todo, porque estos siglos y todo lo que ocurre en ellos explican nuestra época actual […] el nuevo espacio de civilización nace ya fracturado en tres puntos o ejes de influencia; el Islam, Occidente y el mundo ortodoxo, que hoy sería Rusia. Esa estructura se conforma en estos siglos, y en buena medida continúa hasta nuestro mundo actual»
María José Solano, Zenda
«Grandes transformaciones militares se dieron en estos siglos en los que la maquinaria de la guerra y los acontecimientos bélicos fueron la causa de que, por ejemplo, el papel llegara a Europa para sustituir al pergamino procedente de China. Fue gracias a las batallas que mantuvieron musulmanes y chinos en Mesopotamia»
El Cid Histórico es un estudio exhaustivo sobre el verdadero Rodrigo Díaz de Vivar. El autor acomete la biografía de la verdadera figura de un héroe medieval, desnudo de leyendas y cantares, con los claroscuros de un caballero del siglo XI, construida a partir de testimonios históricos de aquellos que convivieron o pudieron convivir con el desterrado castellano.
Gonzalo Martínez Diez nació el 20 de mayo de 1924 en Quintanar de la Sierra (Burgos). En 1942 ingresó en la Compañía de Jesús. Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Comillas, en Teología por la de Innsbruck, en Derecho Canónico por la Universidad de Estrasburgo, en Derecho por la Universidad de Valladolid y en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, doctor en Derecho por la Universidad de Madrid y en Derecho Canónico por la de Comillas. Desde 1958 ha ejercido la docencia en las universidades de Comillas y Complutense de Madrid. Como catedrático de Historia del Derecho Español desde 1968, ejerció la docencia entre 1970 y 1973 en la Facultad de Derecho de San Sebastián y entre 1973 y 1989 en Valladolid, donde continuó su actividad investigadora como catedrático emérito hasta 1994. En la actualidad imparte docencia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y académico numerario de la Academia Fernán González. Ha publicado numerosos libros y artículos, también ha colaborado en enciclopedias y diccionarios.
Don Pelayo continúa siendo, aún hoy, un símbolo en la historia de España. Artífice del «reino encantado de las águilas y de los rebecos», de cántabros y astures, no se saben con certeza los avatares de la vida del primer rey asturiano, ya que las primeras fuentes que lo mencionan son del siglo X, y su figura permanece envuelta por el mito y la leyenda.
Primer rey de Asturias, es un personaje vinculado a un solo, aunque importantísimo, acontecimiento: la batalla de Covadonga, en el año 722, cuando sus huestes se enfrentaron a las tropas musulmanas, a las órdenes de Munuza, a las que venció, según las crónicas, con solo unos trescientos hombres. Una gesta que ha permanecido en el imaginario colectivo como uno de los mayores acontecimientos de nuestra historia y el punto de inicio de la Reconquista.
Eso No Estaba en mi Libro de Historia de la Edad Media
Javier Martínez – Pinna
¿Quiénes fueron las trovadoras de Dios? ¿Qué fue la carga de los tres reyes? ¿Qué es el baile de San Vito? ¿Por qué Simón el Estilita se pasó los últimos 37 años de su vida subido en lo alto de una columna? ¿Por qué San Columbano es el patrón de los motociclistas? ¿Podemos situar en la Edad Media el germen de lo que hoy es la Unión Europea? Una nueva visión para tratar de comprender la esencia de una de las etapas más sugerentes de nuestro pasado.
Este libro se aleja de la imagen peyorativa y estereotipada que tenemos de la Edad Media como una larga etapa caracterizada por el oscurantismo y la barbarie «para rescatar y valorar las grandes aportaciones que la Europa feudal nos legó, pero que no siempre han sido justamente reconocidas. Huiremos de esa visión que tiende a magnificar los logros de otras culturas (igualmente destacables) al mismo tiempo que mira con desprecio lo que ocurrió en Europa durante casi mil años, porque fue en esta época y en este Viejo Continente, hoy sumido en una galopante crisis moral, en donde se dieron los primeros pasos para entender lo que realmente somos, nuestras creencias y buena parte de los elementos que nos definen tanto en el plano material como en el espiritual».
En Eso No Estaba en mi Libro de Historia de la Edad Media emprenderemos un recorrido que nos llevará a visitar sugerentes pueblos, imponentes monasterios y grandiosos castillos; analizaremos los momentos de retroceso, pero también los logros sobre los que se construyeron los pilares de la civilización occidental, porque fue en estos siglos cuando se produce el nacimiento del humanismo cristiano, del parlamentarismo, de la universidad, el auge del comercio, de la vida urbana y la difusión del libro. Tampoco nos olvidaremos del mundo de la magia, de los brujos y las brujas, de los libros malditos, de los tesoros ocultos que aún siguen esperando el momento oportuno para darse a conocer, de las reliquias sagradas con poderes sobrenaturales y de esos legendarios caballeros que recorrieron el mundo para protagonizar gestas que quedaron marcadas en el imaginario colectivo.
Este libro, ameno y curioso, nos presenta un escenario medieval con retratos de personajes inolvidables que viajan con frecuencia, sobre todo miembros de la clase adinerada, que por motivos religiosos o políticos, o por el deseo de conocimiento, aventura o diversión, se desplazan por todo el mundo conocido. Margaret Wade Labarge explora así, de manera extensa, un tema escasamente estudiado, además de combatir esa falsa idea que considera al hombre medieval un ser estático.
“Precioso estudio sobre los viajes cotidianos de los poderosos ingleses y franceses en la baja Edad Media”, La Nueva España.
“M. W. Labarge ha rescatado de los archivos todo un mundo de pompa y esplendor en el que interminables caravanas albergan toda la impedimenta necesaria para mantener el rango en tierra extraña”, Leer.
“Una de las medievalistas de mayor peso en la actualidad […] nos describe, de modo admirable, algunos de los muchos itinerarios de los viajeros medievales más inquietos social y culturalmente y más adinerados […]. La obra es de grata y amena lectura y se lee con suma fruición e interés”, Communio.
Procedente del mundo grecorromano, bizantino y persa, el bestiario fantástico se apodera del mundo cristiano románico no sin resistencias y críticas. No obstante, cuando se sacraliza esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones, empiezan a plagar capiteles, canecillos, metopas, tímpanos, arquivoltas, muros, pilas bautismales, objetos litúrgicos y una incontable serie de soportes que, lejos de la mera función ornamental, aportan un significado simbólico cuyo sentido trata de desentrañarse en este libro.
El bestiario fantástico es uno de los motivos escultóricos que más interés genera, y el que mayor efecto de intimidación provoca en el hombre medieval. Estas peculiares e imaginativas bestias nacían por combinación de partes de animales diferentes, creando estampas, en ocasiones, atroces. Los animales podían ser representados solos, en lucha entre sí o con hombres indefensos, siempre con el objetivo de conmover y motivar al creyente en su esfuerzo por evitar las tentaciones y renegar del pecado.
Aunque cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso completamente opuestos, el románico usó ciertos animales con predilección para manifestar el bien y otros como formas del mal. Las aves como la cigüeña, el águila o la paloma simbolizan el anhelo del espíritu por alejarse de lo terrenal en busca de valores más altos. El león, por su parte, representa nobleza y fuerza. Son animales que «guardan» el templo. No impiden el paso al recinto sagrado pero advierten que el umbral divide lo sagrado de lo profano. Por el contrario, en la nómina de los animales relacionados con el mal aparecen el mono, como caricatura grotesca del hombre; la serpiente, símbolo del pecado y del demonio; la liebre y el conejo asociados con la concupiscencia por su fertilidad; el jabalí y el cerdo por ser lujuriosos, sucios y perezosos…
Esta obra es una verdadera guía sobre todo ese bestiario a través de un proceso de deconstrucción de su significado que, en ocasiones, se remonta a nuestro pasado más arcaico. Un viaje a través del arte, de los mitos, leyendas y tradiciones populares en cuyos contenidos se encuentra buena parte de nuestras principales preocupaciones existenciales.
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